Por suerte (o mejor dicho, por sabio acierto de sus creadores), todavía existen parrillas en San Telmo que no buscan lucrar con el turismo, montar shows de tango y facturar con tarifas de temporada alta. Gran Parrilla del Plata es una de ellas. Un lugar de Héctor Giusto & Sra., manejado con tacto y respeto, por el cliente y la ciudad. Con pasado ligado a la decoración, y luego de experiencias más "inmobiliarias" que gastronómicas, Giusto rescató una vieja esquina olvidada por el tiempo, donde supo estar el establecimiento Grandes Carnicerías del Plata. Adentro, las fotos emocionan. La atmósfera de boliche porteño "usado", en palabras de Giusto- se debe a su enorme puesta en valor. Valió la pena. El ambiente perfecto para despachar pastas caserísimas y parrilla de la buena, a precios que ponen de buen humor al bolsillo del cliente. Por eso se llena, siempre. No hay menú ejecutivo: hay ejecutivos, vecinos eternos del barrio idem, tripulantes de las aerolíneas internacionales, extranjeros y todo tipo de comensales que se funden en una clientela que animan noche y día a los dos salones de la casa. "Los vinos decoran", dice Giusto, y agrega: "el que pide un vino pide agua". Por eso los tiene a buen precio, para que el cliente no dude a la hora de elegirlos. Es, en definitiva, un restaurante humano, contenedor, donde almorcé como los dioses: arranqué con una tabla de achuras especiales (riñones seleccionados, mollejas de corazón, chinchulines crocantes, chorizo del bueno y una morcilla perfecta). De tan abundante casi no pude salir al segundo round. Pero me le animé a un ojo de bife bien jugoso, de novillo chico, carne extraordinaria. Y los postres corren la misma buena suerte. El salón animado está muy bien atendido por mozos rápidos y cancheros, en extinción: los que sugieren, recomiendan y acompañan. Lo que uno se ahorra, se los deja, agradecido. No es tan difícil seguir el camino honesto y en pos de la calidad y buena onda que ha tomado Gran Parrilla del Plata, abierto en 2007. Pero pocos lugares lo eligen. Este sitio es un ejemplo a replicar, para bien de todos. Basta entrar para darse cuenta. Los invito a conocerlo, es de esos lugares inolvidables, de los que uno se hace amigo, para siempre.