Si gustás de la comida ibérica, entonces no te va a defraudar el Museo del Jamón, cuya sucursal emplazada en pleno centro porteño podría no desentonar si fuera un restaurante ubicado en la Gran Vía de Madrid. Pero no, está en Cerrito 8 de Buenos Aires. Una de las diferencias con la sucursal de Puerto Madero es que acá en el centro su interior es más rústico. Una casona centenaria en donde podés encontrar comida elaborada con precios acordes y un buen ambiente. El salón puede albergar a unas 150 personas y tiene un entrepiso, a veces destinado a reuniones privadas, para otros 50 comensales. Está abierto todos los días y como una manera de organización, se manejan mucho con un sistema de reservas on line. No obstante, esto no es excluyente para ir y asegurarte una mesa. Al ingresar al lugar, con decoración muy española, nos da la bienvenida un recepcionista. Al sentarnos en el lugar ideal, enseguida nos traen una porción de tortilla española para amenizar la espera de lo que viene. De plato principal degusté un cordero al chilindrón de los más sabrosos que he probado en mi vida. Riquísimo. Sale con unas papas al horno. Hace más de 15 años que existe este lugar, que en sus comienzos era un lugar donde lo que más salían eran distintas variantes de picadas. Hoy creció a platos elaborados de primer nivel. En tal sentido es que recomiendan, por ejemplo, unas costillitas de cordero encebolladas, pero también veo pasar cazuelas, mariscos, paellas. Hay tantas propuestas seductoras, que otra buena opción es dejarte llevar por las sugerencias del cocinero, que van rotando y suelen ser platos elaborados con buenos precios. La sucursal de Puerto Madero del Museo del Jamón está a tono. En ambos lugares tienen platos exclusivos, acerca de los cuales ahondo más en la crítica realizada al restaurante que está sobre la Avenida Alicia Moreau de Justo.