Muchos son los restaurantes que una vez abiertos ajustan su servicio y propuesta. A un año y medio de su apertura, Júcaro sigue atento a su nutrida clientela, ajustando detalles de la carta para consolidarse en el competitivo barrio de Belgrano, plagado de comercios gastronómicos de todo tipo. Fui un viernes por la noche, en hora pico. El salón lleno, de dos plantas, era hábilmente manejado por mozos con oficio y humor, como el que me ofreció la carta para acercarme luego un as de basto. El público se siente cómodo en este ambiente de aspecto moderno e informal, con grandes ventanales, colmado de mesas numerosas. La carta actual es de las que combinan platos, salsas y guarniciones; tanto en las carnes y pescados como en las pastas, para el libre albedrío del cliente. Un clásico listado de entradas, sugerencias elaboradas del Chef, Pastas rellenas, Risottos, Menú Light e Infantil completan la oferta, que prometen modificar esta temporada de verano 2013/14, por lo que ya están trabajando en eso, según me cuenta el joven Gerente de la casa Matías Miño Moro, de gran carrera gastronómica. Para empezar probé unas buenas rabas a la romana. No tuve la misma suerte con el Principal de pesca blanca, en falta esa noche. Pero me conformé con el Salmón Rosado, bien hecho de todos modos, grillado con su piel, acompañado de verduras salteadas de guarnición. Correcto, bien presentado. Pasé de las tentaciones de los postres, también tradicionales. Los precios son muy atractivos para la zona. Seguramente, otra razón de su convocatoria, que se suma a la calidad de la cocina y su cordial atención. Porque a la hora de salir a comer afuera, esta es sin dudas la trilogía más buscada de la actualidad. Y Júcaro lo sabe.