La agradable y moderna decoración podría engañarnos y hacernos pensar que estamos en Palermo, pero no. Enrico está ubicado en el caliente centro porteño desde finales de 2013. Se trata de una propuesta con buenos precios, bastante más distinta a las ofertas gastronómicas de la zona. Es algo más que una cafetería típica de las que alimentan a oficinistas. Tiene un salón vistoso, con música muy amena que suele convertirlo en un lugar apto para reuniones (no hay demasiado bullicio). Sin ir más lejos, tiene un subsuelo con un salón de reuniones para unas treinta personas, que es utilizado por empresas para encuentros privados.  En lo que sí se parece a los restaurantes de la zona es que abre de lunes a viernes y que cierra alrededor de las 18.00, cuando culmina el horario laboral general. El horario de mayor trabajo es para el almuerzo, claro (tiene la propuesta de delivery, además).  Asistí un mediodía. Sin estar lleno, había varias mesas ocupadas pero esto no significó que me demoraran en la atención. Probé el menú ejecutivo, que incluye a buen precio un plato principal, la bebida y postres tradicionales o café. Elegí una bondiola que la hacen braseada, con el plus de una salsa agridulce. Viene con puré de batatas. Estaba rico, pero también hay otras ofertas tentadoras: por ejemplo, un habitué me sugirió para otro día unos ñoquis de papa caseros, con crema de verdeo y pollo. Sin llegar a ser comida gourmet, los platos son todos elaborados. Y al estar en el menú ejecutivo, no tiene un precio tan alto.