La pizza y las empanadas son el sustento de la mesa patria. Coronan la cena dominguera de miles de hogares argentinos. Sin embargo, con un sinfín de pizzerías que salpican la ciudad, muchos porteños optan por el cómodo servicio del delivery. Así y todo, en el corazón de Belgrano, El Gran Secreto (abierto bajo esta modalidad desde 2003), acondicionó su local para atender al público, con máxima calidez. Vistieron el frente y vereda del caserón centenario colgando los símbolos más reconocibles de nuestra imaginería popular: remeras de fútbol, banderines y lucecitas de colores, dando un toque de alegría a la cuadra arbolada. Adentro, el salón se divide en dos espacios, con mesas demasiado juntas, ladrillo a la vista y un sinfín de objetos del pasado remoto, que distraen al comensal como si se encontrase en un breve museo urbano. La especialidad son las empanadas. De masa casera, las presentan en dos versiones, tradicionales y abiertas, en más de 60 variedades. Llegan humeantes en tabla de madera. Lucen como saben: jugosas y crocantes. El universo de las pizzas abarca todos los paladares, replicando el sinfín de gustos, que corrompen la simpleza de este manjar. Las ofrecen al molde -media masa- y a la piedra, más fina y tentadora. Para llamar desde casa, pedir y llevar, comer in situ o al paso, al corte en el mostrador. Abierto todo el día, el menú ofrece desayunos y meriendas; calzones, tartas, sándwiches, picadas y ensaladas algo caras, que desentonan con los precios sensatos del menú.