EL CASAL

Chacabuco 863, San Telmo
(011) 4361-0191 / 4307-0912
Gastronómico de raza, Damián Cícero supo imponer el Casal de Catalunya como un verdadero clásico de la ciudad. Desde que en 2005 tomó las riendas de la concesión, sacó lustre al extraordinario comedor de la comunidad española, establecido en 1927, y supo transformarlo en lo que es hoy: un templo de la cocina ibérica mejor entendida. La noche del sábado reciben a salón lleno. Mientras preparan la mesa, una copa de espumante hace de escala en la antigua barra de madera, coronada por un vitreaux de 1880. El gran comedor revestido de azulejos modernistas luce renovado, salpicado de mobiliario antiguo, banderas catalanas y barricas de vino. Los camareros jóvenes y dinámicos generan un buen contrapunto en este escenario cargado de historia. La fiesta arranca cuando empiezan a traer las tapas: pan tomaca con jamón serrano, exquisitos boquerones sobre alioli y una ración de gambas al ajillo memorable, que también despachan como plato fuerte. El menú revisa con sumo respeto algunas de las preparaciones más tradicionales de la península ibérica. Desde las típicas tortillas -que marchan al momento y sirven jugosas, como debe ser- hasta los callos a la española; pasando por la paella o los hongos y setas a la plancha, entre algunos ejemplos. Pero no cabe duda que aquí el plato estrella es el cochinillo al horno segoviano. Mínimos y crujientes, se los puede ordenar enteros, al medio e incluso en cuartos, si es que se ha comido demasiado. De ser así, más vale probarlos, porque no existe nada igual en toda la faz de la tierra. Los precios son adecuados para la calidad del producto y servicio que ofrecen. Se ve que el público que colma el lugar paga contento la cuenta, que no termina aislando al Casal como un lugar caro y exclusivo. La carta de vinos está a la altura de su cocina, y revisa lo mejor de las bodegas locales, con algunas etiquetas de colección para ocasiones especiales a precios similares a los de una vinoteca. La Natilla quemada y una Mousse de turrón son postres que cierran una noche especial, festiva y alegre como la última copa de champaña con la que se brinda antes de partir, prometiendo volver.

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