CLUB SERRANO

Serrano 1551, Palermo
(011) 4831-5417
Por fuera no parece tan grande. Frente a Plaza Serrano, esta esquina está preparada para atajar nada menos que 600 personas sentadas. Y así lo hace. Abrió en 2010 en Serrano y el Pasaje Soria y fue adecuando sus espacios y propuesta gastronómica a lo que la gente busca: tragos, tapas, cerveza tirada y buenas minutas, a toda hora. En temporada alta (los meses de primavera y verano) no dan abasto. De día el sol lleva el ritmo de la casa, a lo largo del año. Como pega durante toda la tarde, los meses más fríos, el público se junta en la ochava, amplia y abierta. Y cuando hace calor se arrima por la mañana, a la sombra, hasta después del almuerzo. Por las noches siempre está lleno. Yo caí un mediodía de semana. El local, sin puertas a la vista y con grandes ventanales, resulta alegre y luminoso. Una barra larga domina el salón de planta baja, cubierto de mesas, con un par de varios metros, para decenas de personas. En el primer piso, pasando la cabina de DJ, se abren varios espacios con vistas al salón de abajo y la plaza. Y en el último nivel impacta la terraza: enorme, con techos vidriados corredizos, dos barras considerables (una con parrilla), está acondicionada con aspersores de agua que se disemina en forma de brisa, refrescando todo el lugar. Pero como la estaban arreglando, comí abajo. “Lo que más sale del menú –me dice el encargado y las chicas que atienden- son las tapas”. La porción de rabas –vienen con fritas- es tan suculenta que tuve que suspender el plato de mi acompañante, y arreglarnos compartiendo un solo principal. Los precios son sensatos. Los dueños son los mismos que los vecinos La Papelera y Santa Eva, así que el criterio es el mismo, triple B: buena cocina, buena atención, buenos precios. O bueno, bonito y barato. Volviendo a las rabas, estaban muy bien. De fritura, tamaño, y bien crocantes. Con sal, tabasco y un chopp helado salvan cualquier momento. El pollo al ajillo que pedimos lo hacen de pechuga y viene con colchón de fritas. Se ve, porque fui cocinero, que lo hace un profesional, de esos que saca un despacho para cientos de comensales sin chistar. No secó el pollo, que vino con la salsa en su punto justo, ni demasiado líquida ni tan espesa, con el ajo medido, refrescado con perejil. Perfecto. Para hacerse socio del Club, de Club Serrano.

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