WASABI'S

Thames 1810, Palermo
(011) 4832/1622
Con apenas tres años de vida Wasabi’s se posicionó en el corazón de Palermo Soho como referente del buen sushi y ricos tragos, a fuerza de calidad, innovación, delivery y catering, servicios que ampliaron su espectro de público. A partir de los jueves conviene reservar, ya que está en la zona caliente del barrio más movido de la ciudad. Gracias a un llamado previo pude ocupar un pequeño living de la entrada, que mira a la calle y al patio, donde está la barra y también hay mesas. El otro salón está comunicado con el mostrador, donde los sushiman trabajan a destajo. En todo el lugar hay buen ambiente, teñido de música, luz acorde y paredes decoradas con imágenes modernas. En una pequeña pantalla hd se suceden tentadoras imágenes de algunos platos del menú, que facilita la elección a algunos indecisos, según me cuenta Mao, el simpático y dinámico mozo que me atendió. Lo mejor es empezar con un trago, ideal para acompañar el appetizer del día, algún bocadillo que abre el apetito. Empecé probando el Kion, con Campari, jengibre, pomelo rosado y lima. Perfumado y refrescante. Aunque acaban de renovar la carta, hay algunos platos y rolls que no pueden sacar, ya que se ganaron buena fama entre los clientes de la casa. El conductor Marley es uno de ellos, que entró a mitad de la noche para comer con amigos como uno más, sin acoso farandulero. Antes de probar el sushi, me trajeron un Chicken teriyaki, una rica entrada de cubos de pollo al teriyaki sobre guacamole en masa de won ton frita. Los precios no asustan, es posible comer bien por $150 sin bebidas. De los rolls nuevos probé el Inka, coronado con ceviche de lenguado y cuenco de leche de tigre, para remojar. El Two sake con tartar de salmón también es un hit, que hay que probar. Sumaron a la carta dos apartados de fusión peruana y thai, y el atún rojo aparece en varias opciones, algo caro, pero delicioso. Dejé mi querido Perú de lado para probar un yellow curry de pollo, cremoso y picante, muy bueno. La porción es generosa y llega con arroz blanco que absorbe la salsa, un verdadero festín. Los postres siguen la misma suerte, abundantes, coloridos y refrescantes, que cierran una noche sin fisuras en un lugar que hace las cosas más que bien, con pasión y profesionalismo.

Comentarios

Los comentarios se encuentran momentaneamente cerrados.