LO DE JESÚS

Gurruchaga 1406, Palermo
(011) 4831-1961
Por fin un bodegón porteño le rinde honor a su pasado. Con su esencia intacta, recibe en la esquina de Cabrera y Gurruchaga como siempre lo hizo el Almacén de Don Jesús y Doña Lola, desde 1953 hasta fin de siglo. Fue la visión del intuitivo empresario gastronómico Martín Sammartino (Janio, La Fornería) la que supo rescatar el encanto y la magia de esa vieja ochava con baldosas de piedra, posta de taxistas y parroquianos que anclaban allí en busca de un par de copas y una ración de matambre o jamón crudo, lo mejor de la casa. El mismo Torgelón deshuesado con que abrieron mi mesa el pasado martes por la noche. Con tortilla de papas individual, servida a punto, es una buena entrada que puede acompañarse con vermú, una copa de vino, champán o cerveza, depende el momento. Los precios de la carta son tan amables como la propuesta, que suma parrilla y sugerencias escritas en las grandes pizarras del salón, que luce impecable evocando su propia historia, sin nostalgia, con respeto. El piso de damero, los mostradores de madera, los boxes y la boiserie espejada alegran el retrato de Don Jesús, que parece observar su vieja máquina de cortar fiambre, una reliquia de museo expuesta frente a la puerta vaivén de la entrada. En la vereda calefaccionada también hay mesas ocupadas, pero el fin de semana conviene reservar. El Pacú grillado llega en media penca, jugoso, sabrosísimo. Lo sirven con puré especiado, bien cremoso. Las hierbas aromáticas frescas recién picadas lo perfuman y refrescan. En definitiva, un plato riquísimo que nos identifica con la fauna de agua dulce de nuestro cercano litoral. El asado de tira de mi acompañante luce tentador. Tira del medio, especial, sin desperdicios. Una buena porción de dos tiras servidas en plancha de hierro candente, sobre madera, con chimi y criolla aparte. La carta de vinos sostiene estos y otros manjares con buenas etiquetas en un amplio rango de precios, según la ocasión o el bolsillo. Cierro la noche aceptando el convite de un panqueque de manzana flambeado al rhum con helado, culpable de mis sueños posteriores, donde soñé que solo es posible rescatar lo mejor de nuestro pasado si se lo hace con tanta pasión y cariño.

Comentarios

Los comentarios se encuentran momentaneamente cerrados.