JANIO

Malabia 1805, Palermo
(011) 4833-6540 / 6541
Janio se llamaba el mejor amigo de Martín Sammartino, y desde siempre quisieron abrir un bar para juntarse con más amigos. Lo iniciaron en casa del primero, en Malabia casi Costa Rica. Al tiempo el segundo compró la esquina de al lado, pero antes de empezar el proyecto un accidente se llevó a su amigo para siempre. Martín terminó cumpliendo el sueño con el hermano de Janio, por eso lleva el nombre en su honor. De esto hace trece años. Hoy es uno de los lugares más exitosos de Palermo, convocando multitudes de la mañana a la noche. Un punto de encuentro obligado, donde el sol de la tarde regala sus últimos rayos frente a Plaza Armenia. Testigo de romances, reencuentros y momentos memorables, siempre se renueva. Yo mismo conocí una década atrás, en las mesas de la vereda, a la madre de mis hijos. Es de esos lugares donde siempre se vuelve. Fui el pasado 10 de julio de 2013, la noche de su vigésimo tercer aniversario, en familia. Entre la terraza absolutamente renovada, el saloncito del entrepiso, los dos salones que dan a la calle y las mesas de la vereda acaparan la friolera de 250 personas de una sola sentada. El Chef ejecutivo Dani López (Quimbombó, Fornería) acaba de cambiar la carta, ajustándose a la propuesta de “restaurante interactivo” del visionario Sammartino, que ofrece desde desayunos buffet -como en los mejores hoteles-; almuerzos ligeros y dinámicos; y por las noches un variado menú de gastronomía gourmet en clave saludable. Una buena cafetería acompaña el ritmo del local a lo largo de la jornada, y las noches de los fines de semana un DJ ameniza la velada. En resumen, toda una compleja maquinaria, que en la historia de la casa ha tenido sus vaivenes, pero que hoy luce aceitada a la perfección, gracias a la presencia del patrón que está encima de todos los detalles, y un equipo de primera que siempre lo acompaña. Los precios del menú son sensatos en comparación con los valores de otros locales del vecindario, que asustan a locales y extranjeros. Como mi mesa era amplia pude registrar y probar la hamburguesa casera y los ñoquis de espinaca que pidieron mis hijos, ambos platos muy aceptables. Los blinis de salmón y tacos de pollo fueron buenas entradas, suaves, que gustaron a todas las edades. Pasamos de las pastas y risottos y de un Ojo de bife al Malbec que recomendó Martín. También hay currys verdes, vegetarianos y de pollo, de corte Thai, entre los principales. Pero terminamos con unas BBQ Ribs, dos costillares suculentos untados en la típica salsa tejana, bastante dulce para mi caprichoso paladar, pero de una carne blanca asada, algo ahumada, muy sabrosa. Los postres y la carta de vinos, en plena elaboración, completan la propuesta de este clásico de Palermo donde cada tanto toca La Rumbera, un clan de músicos de talento, personajes fuera de lo común, que irradian su magia a la ochava más poblada del barrio, donde más de uno propone matrimonio a su compañera de la vida.

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